La característica esencial de existencialismo como corriente del pensamiento, es determinar el significado de la vida, para qué vivimos, hacia dónde vamos, quiénes somos. Procura defender que el hombre es lo que él hace “el hombre es la medida de todas las cosas” (Protágoras). Pone al hombre en evidencia de lo absurdo a veces del existir, y cuestiona al hombre social sobre su devenir histórico.
En la novela “El extranjero”, Camus coloca al personaje principal como un hombre cuya vida se vuelve insípida, sin sabor o color, contemplativa, muy lógica hasta llegar a la insensibilidad, a tal punto de mostrar a un hombre que no llora por la muerte de su madre y que piensa “total no es mi culpa” “todos un día hemos de morir”. Y al final muestra a un hombre que se enfrenta a la muerte estoico diciéndose que “si no lo puedo cambiar ¿para qué me preocupo?” Es la curva que coge la sociedad occidental, industrial y consumista que abraza a los hombres en la rutina de: responsabilidades —trabajo— casa, y el individuo no puede escapar de este círculo porque no hay a dónde más ir.
Albert Camus construye a otro personaje con carácter existencialista, a María, quien en el argumento de la novela se describe como una mujer que ve sólo por sus sentimientos y no es capaz de reconocer en Meursault un alma vacía, a quien le da igual casarse o no casarse con ella.
Camus muestra al Procurador, durante el juicio, como una figura que pretende ser no existencialista, pues este busca la esencia en Mersault, una esencia criminal impasible para resolver que él joven merece la muerte. Sartré, prominente existencialista, decía que “la existencia precede a la esencia”, “lo que hacemos define luego lo que somos”, y el abogado acusador postulaba que Mersault tenía una esencia maligna, deteriorada y sus acciones surgían de allí. Y la trama novelesca muestra que el Procurador concluye erróneamente que el crimen de Mersault fue premeditado y empuja al jurado y los jueces a que lo condenen a la pena capital. El autor trata de demostrar razones para que el existencialismo tenga razón, mostrando en la obra que la búsqueda de la esencia en los hombres empuja a juicios equívocos.
El estilo de relato de Camus en esta novela es descriptivo al exceso de lo que ve, observa, siente y percibe el personaje central, allí otro rasgo del existencialismo: importa lo que yo veo y siento, esa es mi realidad y fuera de ella, no sé, no me importa; yo soy lo que a mí me interesa, el resto no existe para mí, no tiene sentido.
Los personajes descritos en el asilo, los vecinos, y otros que se asoman en la novela son presentados como vidas muy prácticas y habituales que no pueden albergar a una vida de aventura, de sueños, de esperanzas. La madre de Mersault se atreve a soñar casi al despedirse de la vida y la novela parece decir: total para qué.
Esta novela muestra otro rasgo de los existencialistas, y es su abandono de la fe, de la creencia en la trascendencia y reducen al absurdo los dogmas: Un juez de instrucción mostrando un crucifijo para suscitar la búsqueda de perdón divino, un sacerdote al final con argumentos débiles a la razón que no logran convencer la falta de fe en Dios de Mersault.
Enero, 2015