martes, 26 de mayo de 2015

Canto al árbol solitario (2014)

 


“...Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pasará el hombre libre para construir una sociedad mejor...” se oía en una grabación radiofónica antigua de sonido vidrioso, con una voz que recitaba las frases con tono solemne y poético en medio del sonido de disparos y cañones. Era la voz de Salvador Allende, un audio del disco de vinil que solía escuchar papá en más de una tarde. Recuerdo pidiéndome que le ponga en el viejo tocadiscos de la casa ese LP con la carátula de Allende donde tenía grabada sus últimas palabras, antes del asalto al Palacio de la Moneda. Fue un suceso que lo vi repetir algunas tardes en mi niñez y luego en la adolescencia antes de partir de casa. Tiempo después, en un viaje que hicimos juntos, mientras yo manejaba, le pedí que me contara sobre él, sus viajes, el partido y sus aventuras por la vida. Supe allí que estuvo un buen tiempo por el año 1965 en Chile, un tiempo como exiliado político, hospedado con el auspicio del Partido Socialista de Chile en una residencia, donde él y otros compañeros saludaban con frecuencia a Salvador Allende antes de ser Presidente. Para ese entonces era toda una institución el Partido Socialista en Chile. Recibía exiliados de diferentes países de Latinoamérica, y, allí estaba Carlos Alberto, un decidido y esforzado joven que quería soñar con hacer la revolución en su país. Crecí con las vivencias de mi papá sobre sí mismo…, su casa de niño, su mamá ausente, el partido, sus viajes a los países socialistas. Su vida siempre fue una inquietud en mí, quizá por querer entenderlo más, quizá porque quería ser como él o quizá, simplemente, porque lo amaba...




Este pequeño libro es una deuda pendiente de mi vida para honrar las profundas virtudes que vi en mi padre y que quizá no se las dije con la suficiente claridad. Cuántas veces nos enredamos en discusiones sobre puntos de vista de la vida, de la religión, de temas personales, y recuerdo, más de una vez haberme enojado por la resistencia que encontraba en papá en no entendernos en algo. Y digo que es una deuda, porque recuerdo la vez que hablamos sobre sus poesías y le sugerí que sería bueno publicar un “librito” con sus poemas, se sonrió con una pequeña mezcla de orgullo y simpatía por lo que le hablaba. Hoy cumplo lo ofrecido papá...


Puntos de lectura

“…hay una ciudad que debe seguir teniendo esquinas y sitios para la vida a pie. Lugares con sombra y luz, con ajardinamiento, para quedarse ...