sábado, 29 de agosto de 2015

“Un hombre atrapado en su realidad” basado en la novela ‘El Extranjero’ de Albert Camus


 

Introducción

En la obra “El Extranjero”, Camus describe a un hombre, cuya vida monótona y sin reflexión en un sentido de existencia, se ve atrapado en su misma realidad.  Leyendo a Camus uno se puede preguntar: La falta de visión de la trascendencia de la vida ¿nos conduce a vernos encerrados en nosotros mismos? Seguro que sí...  

Partiendo de la descripción de protagonista de la obra y realizando un paralelismo con una vida moderna, donde la falta de conciencia en la esencia de la trascendencia, muestra como el hombre se va consumiendo así mismo.

 

Desarrollo

Descripción de Mersault, protagonista en “El Extranjero”, y un paralelo en la sociedad moderna.

a)      Hijo único, su madre anciana y distante emocionalmente los dos.  El protagonista lleva a su madre a que culmine sus días en un asilo de ancianos. En el hogar de Mesault la figura paterna está ausente, no solo físicamente, sino también en ninguna evocación de recuerdo o de referencia. El hombre moderno de hoy no contemplan la familia como lugar de desarrollo de su persona. Este nido-familia ha sido desplazado por el trabajo, por la convivencia de pareja basada en la necesidad y la atracción sexual. Como perdemos nexos afectivos con la parentela, entonces la vejez de un padre o una madre deben enfrentar indiscutiblemente la soledad por no existir un hogar, una familia que acoja su senilidad. La sociedad moderna lo comprende y ofrece como un producto comercial más, un asilo-hogar para que la vejez sea menos solitaria...

b)      Un hombre trabajador, una pieza más en el engranaje de la producción económica. El protagonista es un empleado donde sus tareas diarias le imponen un ritmo de vida indispensable para sobrevivir, puesto que si no trabaja perece. La muerte de la madre de Mersault interrumpe su trabajo, ocasiona inquietud porque él debe dejar de trabajar. El jefe acepta, casi no queriendo hacerlo para evitar que el joven no produzca ese día. Mersault llega al punto de hasta lamentar la muerte de su madre por la posible incomodidad que le ocasionaría este evento a su jefe y consecuentemente a su estabilidad de trabajo. Las sociedades industrializadas imponen un ritmo de hay que producir más, hay que trabajar más, y todo lo que producimos como necesidad los necesitamos adquirir, porque en este pensamiento el tener define el ser. El hombre moderno tiende a subyugar la sensibilidad del alma a las necesidades productivas de la sociedad moderna y desarrollada. No hay tiempo para el llanto, tampoco hay tiempo para el goce estético, hay que trabajar. La sociedad, la industria, la fábrica, apagaron el paisaje del poeta que quieres escribir, que el pintor quiere trazar, que el cantante que quiere interpretar con melodías.

c)       Hombre demasiado pragmático. Mersault entiende que todos hemos de morir, entiende que a su madre anciana le llegó su hora, que él mismo ha de morir un día. Mersault no sufre por esto. No llora cuando su madre muere. La vida es más que una deducción mecánica de nacer, reproducir y morir. ¿El ser humano tiene una esencia trascendental de su existencia? Sartré, filósofo existencialista señala que 'la esencia no precede a la existencia’, que el hombre es lo que él hace. Sartré encapsula al hombre en una lógica que empuja al hombre a desfallecer en sus sueños, en sus esperanzas, en ganas de vivir por sus ideales, por corazonadas. Todo ser humano debe tener aspiraciones quijotescas en su ser, lugares que conquistar. La vida es más que existir consumir y parecer. Mersault besa y hace el amor con una mujer, porque el deseo lo conduce hasta ahí, no porque busca enamorarse, amar, ilusionarse. No hay cabida de estos sentimientos en su ser. ‘¿Para qué?’ dice Mersault.

d)      Un hombre que sólo cree en lo que ve y palpa en sus sentidos. El protagonista de la obra de Camus no está dispuesto a creer en Dios, pues no lo ve, no lo siente. No está dispuesto a aceptar que Dios está allí, aunque no lo pueda ver, oír, tocar. La vida, para él, existe en el marco de su propia conciencia de existir, y al dejar de existir él, ya nada existe. El hombre moderno de la sociedad, de la industria, del consumo, es cada vez más inmerso en la búsqueda de la felicidad por medio de sus sentidos. Cuánto tengo, cuánto adquiero, cuánto disfruto. Lo espiritual no existe pues no lo puedo comprar, por tanto, es intrascendente. Esto ha llevado a muchos individuos a corrientes ateístas, nihilistas o agnósticas, no solo como postura filosófica de argumentos, si no como una forma práctica de vida.  Una vida sin dios y sólo con la ley de mi misma existencia.

Protágoras señalo: “El hombre es la medida de todas las cosas”, y hoy la sociedad de Mersault descrita por Camus pareciese decir: “...sí, el hombre es la medida, porque este define según su tamaño y estatura lo que es y lo que no es en su mundo”.

 

Conclusión

Albert Camus, apologeta del existencialismo, pone en evidencia en su obra El Extranjero, el triste destino del hombre atrapado en la propia existencia de sí mismo. La vida si tiene esencia, y el color de esa esencia define la existencia de los hombres. Los hombres, además de ser materia y psique, sí somos también espíritu. Hay un soplo divino, una fuerza vital que impulsa nuestro ser al amor, A la fe, a la esperanza, al deseo de ser mejores, al goce estético del mundo. La increíble estructura y gran complejidad del ser humano no puede estar atrapada en una estructura mecanicista de nacer, reproducirse y morir. Tenemos una esencia, cubierta por un velo misterioso, que nos empuja a la trascendencia de nuestro existir. Roberto Gómez Bolaños el increíble “Chespirito”, en una entrevista en su vejez, percibiendo ya cerca su muerte, decía mirando al cielo: ‘Yo sé que esto no se acaba aquí’.

 

Agosto, 2015

Puntos de lectura

“…hay una ciudad que debe seguir teniendo esquinas y sitios para la vida a pie. Lugares con sombra y luz, con ajardinamiento, para quedarse ...