sábado, 17 de diciembre de 2016

Realismo y Naturalismo en la literatura ecuatoriana de segunda mitad del siglo XIX


 

No hay propuestas muy claras de autores nacionales con estilos Realistas y Naturalistas enmarcados en la segunda mitad del siglo XIX hasta finales del mismo o inicios del siglo XX, salvo las novelas Cumandá y La Emancipada consideradas aún como partes del corpus literario “romántico”, sin embargo, vemos unas pinceladas de “realismo suavizado” en sus obras.  A La Costa de Luis A. Martínez (1904) es considerada como la primera novela de corte realista a inicios del siglo XX.  Conocidos por todos es la etapa del Modernismo donde resalta la “generación decapitada” por los años 1920 y luego el Realismo Social con “Los que se van” en los años 1930. Sin embargo, en los años que surge el Realismo y el Naturalismo en Europa y en Hispanoamérica, de mediados del siglo XIX hasta finales del mismo, son tenues las luces que se encienden en nuestro país en estas corrientes literarias. Vemos de forma pronunciada un salto del Romanticismo al Modernismo.  El Modernismo con influjo europeo en respuesta y oposición al exceso de sensiblería romántica que había dominado la escena literaria en su época inmediata anterior.  

El punto en cuestión es por qué no vemos las manifestaciones del Realismo y el Naturalismo en letras ecuatorianas en esos años.  Quizá una forma posible de entender esta ausencia es comprendiendo los motivos del Realismo y el Naturalismo surgidos en Europa a mediados del siglo XIX, en cuya época se encontraba ya consumada la revolución industrial y se había dado paso a una sociedad proletarizada cuyo peso de la economía era más urbana.   Y es en las sociedades citadinas donde la mecanización de la vida, el ritmo de las jornadas diarias de trabajo, expresan la configuración del hombre en ese ambiente, reproduciendo con más claridad sus formas urbanas de vida con sus vicios; los individuos reflejan su hábitat creado en comunidades, a veces hacinadas, reproduciendo con ello escenas de convivencia a veces duras y crueles. Los escritores realistas y naturalistas supieron reflejar la época en sus escritos como forma de desengaño a una sociedad que hablaba de sí misma como “progreso” por estar desarrollada con máquinas su economía.  

Para los años 1850 al 1900 en Ecuador, el posterior desarrollo de su época republicana era turbulento políticamente por la tenencia del poder de gobierno; las grandes mayorías de la población eran rurales y la proletarización urbana fue un fenómeno en el país a partir del siglo XX.  En los años 60 de la segunda mitad del siglo XIX las montoneras de Eloy Alfaro empiezan a luchar por un cambio social de una sociedad latifundista a una sociedad liberal.  La forma social de vida del Ecuador en esta época era ya muy distante de las situaciones que se daban en Europa, y aún de países como México; las discusiones del Ecuador no eran si el hombre era o no feliz en las ciudades que había creado, las discusiones eran si se podía o no construir una sociedad moderna que dejara realmente atrás los vicios de manejar el Estado como los territorios de la colonia. Escriben en el país en esa época Julio Zaldumbide, Remigio Crespo, Honorato Vásquez, José Peralta, Roberto Andrade, Luis Cordero Crespo entre otros, escribiendo entre ellos relatos indigenistas, ensayos políticos, historia, poesía romántica, pero no abordan temas realistas ni naturalistas. El contexto en el Ecuador para escritos realistas empieza a manifestarse mucho después en los años 1920, 1930 en adelante. Un escritor naturalista bien podría ser Pablo Palacio (1927), y quizá como realista opinan algunos la obra de Humberto Salvador (1930). El realismo social es manifiesto con Fernando Chávez (1927) y “Los cinco como un puño” (1930). En esos años el país ya generaba el marco para manifestaciones literarias de cortes realistas y naturalistas.

Puntos de lectura

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