Las primeras vanguardias literarias que se presentaron a
inicios del siglo anterior: el expresionismo, el cubismo, el futurismo, el
dadaísmo, el ultraísmo, el creacionismo, el surrealismo, el estridentalismo y
el impresionismo, avanzan hasta casi mediados del mismo siglo en Europa, y se
manifiestan por esas mismas épocas en Hispanoamérica con diversos autores
enmarcados en esas corrientes; escritores que mostraron su percepción y
sensibilidad con obras que rompieron los cánones de las escrituras de sus
antecesores.
La segunda década del inicio del
siglo XX con la primera guerra mundial como conflicto de escalada mundial nunca
antes visto, los regímenes fascistas y totalitarios en el mundo que luego
devinieron, el posterior desangre del mundo en la segunda guerra mundial en la
década de 1940 y el progreso industrial y tecnológico de la época, fueron el
marco y telón de fondo para que escritores que racionalizaban su entorno
intentaran “torcerle el cuello al cisne”,
queriendo mostrar una estética no convencional con sus letras y la forma
de exteriorizar sus pensamientos, nacidos con aires de inconformidad frente a
un mundo que aparentemente progresaba en las máquinas, en la producción, pero
que mostraba así mismo serias contradicciones y retrocesos sociales.
La mexicana Eva Lydia Oseguera en
su publicación en el año 2000, Historia de la Literatura Latinoamericana,
retrata una categorización de autores hispanoamericanos en estas vanguardias,
no siendo una tarea muy sencilla por la evolución literaria de sus autores
asignados a la corriente. Propone también en su clasificación del
capítulo de las Vanguardias: al
neorromanticismo, el colonialismo, el neorregionalismo, el indigenismo, el
criollismo, donde queda mucho menos difícil categorizar las obras y sus
debido a sus líneas bien marcadas en los autores. Nos encontramos con
cierta sorpresa con autores ecuatorianos en el listado de Osguera para las vanguardias:
a Jorge Icaza y Joaquín Gallegos Lara, siendo estos muy abordados y descritos
por diversos críticos como parte del corpus literario ecuatoriano de escritores
del realismo social. (Jiménez, 2015)
El avant-garde, de las primeras
vanguardias, toman como inicio Europa y resuena en Hispanoamérica con no muchos
escritores identificados en sus expresiones vanguardistas. Es tarea no tan
fácil encontrar sus manifestaciones en las letras de escritores en tierras
americanas de habla hispana. Enfrenta el reto de categorizarlas el texto
de Eva Lidia Oseguera, señalando una clasificación de autores representativos
de la corriente. El texto empieza ubicando al mexicano Arqueles Vela en
la corriente del expresionismo que nace con el
alemán Georg Tialk, pero las diversas clasificaciones de otros críticos sitúan
a La señorita etcétera
de Vela con el estridentismo (Rogero,
1998). El Expresionismo procura reconstruir la realidad antes que retratarla,
expresando la angustia del mundo. Luego se aborda al Cubismo donde, entre
sus características el autor tiende a interpelarse así mismo, se retrata la
realidad a través de varios enfoques simultáneos de percepciones y recuerdos,
en este apartado se señala la obra La boina roja del panameño Rogelio
Sinán como referente y esta obra además de recurrir a la técnica del cubismo se la
señala también en otros estudios como surrealista (Seymour, 2011).
El futurismo con la
exaltación de la máquina como prolongación del poderío del hombre, objetivismo
de lo literario, destrucción de la sintaxis, se coloca como ejemplo la obra Andamios interiores
de Manuel Maples, sin embargo, los críticos señalan a Maples y su obra como estridentista, con
la consideración de ser el estridentismo un heredero local y
mexicano del futurismo de Marinetti. Del dadaísmo de Tzara con rasgos
nihilistas y manejando planos antes no mezclables de palabras para reflejar
destrucción y rebeldía, no muestra el texto de Oseguera una obra literaria
representativa dadaísta, hace mención de un fragmento del ensayo El movimiento estridentista del
mexicano Germán List, bien pudiese Oseguera asirse de la obra dadaísta del
ecuatoriano Hugo Mayo como las poesías en la obra El Zaguán de aluminio.
Sobre el ultraísmo y el creacionismo, el
texto señala al creacionismo como
la versión americana del chileno Huidobro del ultraísmo y éste a su vez es la
versión española del dadaísmo francés. El
esfuerzo de la corriente creacionista es suprimir todo lo que aleje a la poseía
de su pureza artística con versos de alta sonoridad musical, eliminando
comparaciones comunes o muy trilladas. El joven Jorge Luis Borgues fue
plenamente identificado en Argentina como ultraísta a inicios de la década de
1920 (Ulloa) el texto de Osguera no lo señala. El surrealismo de André Breton basado
en los estudios de Freud recurre a la crueldad y al humor negro con el fin de
destruir todo lo sentimentaloide, el énfasis a la narrativa de asociaciones y
recuerdos evocados por un personaje al ver un suceso conectado con ellos.
El texto nos invita a la lectura de un párrafo del cuento surrealista El árbol de la
chilena María Luisa Bombal. He pensado que el cuento “Sandwich” del
ecuatoriano Humberto Salvador bien podría ser también de esta característica de
surrealista, humor
negro, evocación y recuerdo. Es posible.
El Estridentismo en el texto nos
describe como un movimiento mexicano bien marcado con una propuesta nacional a
las vanguardias europeas, mezclando varios ismos caracterizándose el estridentismo por
la modernidad, lo urbano, el culto a la máquina, el rechazo a lo pasado.
Manuel Maples, Arqueles Vela, Salvador Gallardo, Luis Quintanilla y
Germán List son los representantes fervientes de esta corriente. ¿Es
posible que también el resto de la obra del ecuatoriano Hugo Mayo pudiese tener
cabida en este movimiento?
El texto de Osguera continúa
describiendo el impresionismo o la novela psicológica, que es la reacción
frente a los excesos del realismo; se cita en el texto a Azuela con la obra La luciérnaga. ¿Podrían
ser los cuentos de Pablo Palacio impresionistas también?
El texto de Osguera continúa luego
categorizando como vanguardia a otras corrientes tales como al
neorromanticismo, el colonialismo, el neorregionalismo, el indigenismo, el criollismo.
Y queda la inquietud de estar de acuerdo con esta clasificación o
categorización de escritores de estas corrientes también como vanguardistas,
siendo que en lo que compete a la literatura ecuatoriana los citados Icaza y
Gallegos Lara, citados en el texto de Osguera como vanguardistas, en nuestro
país se los considera como parte de un realismo evolucionado a la denuncia
social, y en el caso de Icaza a la descripción indigenista, por la descripción
del sufrimiento del indio ecuatoriano por su condición subyugada y de miseria
en una sociedad injusta. (Jiménez, 2015)
Omite el texto de Osguera, en lo que se refiere a
representantes de la vanguardia en Ecuador, a Hugo Mayo, con sus obras Zaguan de Aluminio
y Chamarasca, sus
escritos son de corte ultraísta y dadaísta. Hugo Mayo fue citado en
antologías como autor de la vanguardia en publicaciones de Mariátegui, Neruda, Huidobro, Jorge Luis
Borgues.
Bibliografía
Jiménez, Á. D. (2015). Capítulo 3:
Realismo Social. En Á. D. Jiménez, Literatura Ecuatoriana II. Desde el
postmodernismo hasta la Generación del 60 (págs. 69-117). Loja: UNIVERSIDAD
TÉCNICA PARTICULAR DE LOJA.
Rogero, N. M. (1998). Arqueles Vela: Máximo
representante del movieminto estridentista de México. Obtenido de
http://web.archive.org/web/20110929130151/http://www.ucm.es/BUCM/revistas/fll/02104547/articulos/ALHI9797220221A.PDF
Seymour, M. (27 de agosto de 2011).
Obtenido de El cuento hispanoamericano:
http://elblogdemara5.blogspot.com/2011/08/analisis-de-la-boina-roja-de-rogelio.html
Ulloa, O. (s.f.). Lakúma-Pusáki, revista virtual
de poesía chilena y universal. Obtenido de www.poesia.cl:
http://www.poesias.cl/ultraismo.htm
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